Cesar Vallejo

Epístola A Los Transeúntes

Save this poem as an image

Epístola A Los Transeúntes

Epistle to Passersby I RESUME my bunny day my elephant night at rest. And, to myself, I say: This is my raw immensity, in buckets This is my pleasant weight, that will look for me below for bird This is my arm who on his own refused to be a wing, These are my holy scriptures, these my alarmed champions. A gloomy island will light up my continental horizon, While the Capitol rests on my intimate collapse and the assembly on lances closes my parade. But when I die of life and not of time, When my two suitcases arrive, This must be my stomach where my lamp fit in pieces, This is the head that atoned for the torments of the circle in my steps, These are the worms that the heart counted by units, This must be my supportive body by which the individual soul watches; this must be my navel where I killed my born lice, this is my thing, my tremendous thing. Meanwhile, convulsively, harshly my brakes recover, suffering as I suffer from the direct language of the lion; and, since I have existed between two brick powers, I myself convalesce, smiling with my lips. REANUDO mi día de conejo mi noche de elefante en descanso. Y, entre mi, digo: ésta es mi inmensidad en bruto, a cántaros éste es mi grato peso, que me buscará abajo para pájaro éste es mi brazo que por su cuenta rehusó ser ala, éstas son mis sagradas escrituras, éstos mis alarmados campeñones. Lúgubre isla me alumbrará continental, mientras el capitolio se apoye en mi íntimo derrumbe y la asamblea en lanzas clausure mi desfile. Pero cuando yo muera de vida y no de tiempo, cuando lleguen a dos mis dos maletas, éste ha de ser mi estómago en que cupo mi lámpara en pedazos, ésta aquella cabeza que expió los tormentos del círculo en mis pasos, éstos esos gusanos que el corazón contó por unidades, éste ha de ser mi cuerpo solidario por el que vela el alma individual; éste ha de ser mi hombligo en que maté mis piojos natos, ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda. En tanto, convulsiva, ásperamente convalece mi freno, sufriendo como sufro del lenguaje directo del león; y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo, convalesco yo mismo, sonriendo de mis labios.